Conversando: Psicólogos Alex Tavares (Brasil) e Gabriel Pulice (Argentina)

Gabriel Omar Pulice

  • Entrevistador: Alex

    Tavares.

  • Entrevistado: Gabriel Omar Pulice.

Conversando com Gabriel Pulice:

Em São Paulo, Brasil, às 15:30 do dia 01/09/12, no “Simpósio sobre AT e saúde pública”, o psicólogo Gabriel Omar Pulice lançará o livro “Fundamentos Clínicos do Acompanhamento Terapêutico” (Zagodoni Editora).

Agora, ele conversará conosco sobre o mundo do Acompanhamento Terapêutico…

Conversaciones con Gabriel Pulice:

En São Paulo, Brasil, a las 15:30 del día 01/09/12, en el “Simposio sobre AT y la salud pública”, el psicólogo argentino Gabriel Pulice Omar lanzará el libro “Fundamentos Clínicos do Acompanhamento Terapêutico” (Editorial Zagodoni).

Ahora, él va a hablar con nosotros sobre el mundo del Acompañamiento Terapéutico …

Alex: Na atualidade argentina, qual é o papel do acompanhante terapêutico?

Alex: En la Argentina de hoy, ¿cuál es el papel del acompañante terapéutico? 

Gabriel: El lugar del AT es cada vez más valorizado en Argentina, y a partir de la nueva legislación en Salud Mental, con la Ley 448 promulgada en el año 2000 en la Ciudad de Buenos Aires, y luego la Ley Nacional de Salud Mental Nº 26657, luego de sucesivos intentos fallidos, observamos con satisfacción que la figura del acompañante terapéutico comenzó a ser progresivamente incorporada a la legislación vigente en nuestro país. Uno de los pasos más importantes fue el impulsado por el Dr. Jorge Pellegrini y la Lic. Graciela Bustos en la provincia de San Luís, que derivó en la presentación —y posterior promulgación el 28 de mayo de 2008— de la Ley del Acompañante Terapéutico Nº III-0599-2007, la cual contó para su redacción con el asesoramiento y apoyo de la Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la República Argentina a través de su entonces Presidente, Federico Manson. En la misma dirección, se fueron presentando proyectos similares en otras provincias, tal como el de la Diputada Mónica Peralta en la provincia de Santa Fe, bajo el título de «Proyecto de Ley: Regulación del Acompañamiento Terapéutico», cuyo texto también se apoya en los proyectos precedentes recién mencionados. Así, se fueron abriendo las puertas a la introducción de los instrumentos jurídicos que posibilitan la progresiva regulación y definitiva inclusión formal del Acompañamiento Terapéutico como profesión con carta plena de ciudadanía en el Sistema de Salud Mental.  

Alex: No seu ponto de vista Gabriel, na Argentina já há espaço universitário para a criação de uma graduação em AT, não apenas especialização, como há para Psicologia?

Alex:  En su opinión Gabriel, la Argentina tiene espacio académico para la creación de una graduación de Acompañamiento Terapéutico, no sólo especialización, como lo hay para la Psicología?

Gabriel: A partir del Segundo Congreso Argentino de Acompañamiento Terapéutico, realizado en la ciudad de Córdoba en septiembre de 2001 —cuyo lema «Hacia una inscripción institucional y académica del Acompañamiento Terapéutico» resulta por demás significativo— tomamos conocimiento de que por entonces  ya estaba comenzando a tener lugar en una Universidad del interior de nuestro país la implementación de la primera Carrera Terciaria de especialización en esta disciplina[1]. Las puertas del ámbito universitario comenzaban a abrirse… Hecho que fue luego tomando consistencia a partir de la multiplicación de nuevas instancias de capacitación específica con creciente reconocimiento formal, inaugurándose en nuestra ciudad —al igual que en otras ciudades del interior de nuestro país como Paraná (Entre Ríos), Bahía Blanca, Mar del Plata y La Plata (Buenos Aires), Esquel (Chubut), Viedma (Río Negro); Rosario (Santa Fe), San Juan y San Luis; y de Latinoamérica, como Porto Alegre, San Pablo y Río de Janeiro (Brasil), Lima (Perú), Querétaro (México) y Montevideo (Uruguay), entre otras— diversas instancias de capacitación, incluso en algunos casos de nivel terciario y universitario, para la formación profesional de Acompañantes Terapéuticos. En Buenos Aires, este título terciario —en la modalidad de Tecnicatura— cuenta con el reconocimiento de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad, dictándose actualmente en diversos establecimientos educativos. Asimismo, en laFacultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires fue incorporada, desde el año 2002, la materia Práctica Profesional y de Investigación: Fundamentos Clínicos del Acompañamiento Terapéutico como asignatura electiva de la formación de grado de la Carrera de Psicología, tomando posteriormente nuevo impulso el proyecto para la creación de una Tecnicatura en esta especialidad, que toma el relevo del proyecto presentado en 1995 —consistente en la creación de un título intermedio para los estudiantes de la Carrera de Psicología— el cual, habiendo sido por entonces aprobado por el Consejo Directivo de esa Facultad, fue luego «cajoneado» sin justificativos por el Consejo Superior de la UBA, instancia que sólo debía formalizar su aprobación final para que pudiera ponerse en marcha. Estamos trabajando actualmente en este proyecto.

Cabe consignar, asimismo, que paralelamente fueron desarrollándose en forma articulada a estas instancias de capacitación numerosas pasantías y prácticas profesionales en esta especialidad en diversas instituciones públicas tanto del ámbito de Salud Mental —entre ellas en varios Servicios del Hospital Psicoasistencial e Interdisciplinario José T. Borda, el Servicio de Hospital de Día del Hospital T. Álvarez, el Servicio de Salud Mental del Hospital Municipal de Oncología Maria Curie, elHospital Infanto Juvenil C. Tobar García, entre otros—, como del ámbito Judicial —entre ellas algunas Curadurías de Menores e Incapaces, dependientes del Poder Judicial de la Nación— y del ámbito de la Secretaría de Promoción Social del Gobierno de la ciudad —a través del Departamento de Chicos de la Calle—, etc. No podemos dejar de señalar que quedaron además, como fruto de ese Segundo Congreso Nacional, la publicación de un nuevo libro, Eficacia Clínica del Acompañamiento Terapéutico[2], y el proyecto —puesto en marcha, como pronto veremos, un año después— de comenzar a crear las instancias institucionales necesarias para nuclear formalmente a los profesionales e instituciones abocados a la clínica y a la capacitación en esta disciplina.

La inauguración, a finales de 2002, de nuestro seminario Fundamentos clínicos del 
acompañamiento terapéutico
[3], en Psicomundo —en el que contamos con varios miles de inscriptos procedentes de unos 25 países de nuestro continente (incluyendo Canadá y los EEUU), España y, en menor medida, de otros países de Europa— nos permitió corroborar lo que en el congreso de Córdoba ya habíamos comenzado a percibir: la fantástica expansión que había alcanzado esta actividad, junto con el creciente interés que el tema generaba en profesionales de muy diverso recorrido y orientación, en general abocados al trabajo clínico y la investigación de todo lo relativo al tratamiento de pacientes con trastornos graves en el campo de la Salud Mental. Este nuevo escenario nos condujo a pensar que estaban dadas las condiciones para organizar, en forma conjunta con el Tercer Congreso Argentino, el Primer Congreso Ibero Americano de Acompañamiento Terapéutico, el cual finalmente tuvo lugar en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires a finales de noviembre de 2003, contando este nuevo encuentro con la participación de numerosos colegas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, España, México, Perú y Uruguay, reforzándose más aún la necesidad de establecer sólidas vías de intercambio y colaboración para la realización de los objetivos que manifiestamente teníamos en común… Cabe destacar, además, que la organización de ese evento estuvo fuertemente ligada al nacimiento, ese mismo año, de la Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la República Argentina (AATRA), que por primera vez dio a la realización de estos eventos un marco institucional[4].

  • [1] Universidad Católica de Cuyo, en su sede de la Provincia de San Juan.
  • [2] AAVV; Eficacia clínica del Acompañamiento Terapéutico, Buenos Aires, Polemos, 2002.
  • [3] Coordinado conjuntamente con Federico Manson.
  • [4] Entre sus miembros fundadores e integrantes de la primera Comisión Directiva podemos mencionar, además del autor, a Karina Chayán, Gustavo Racca, María Vargas, María Laura Frank, Pablo Dragotto, Carlos Graiño y Verónica Fernández —entre otros—, siendo Federico Manson su Presidente hasta el momento de su fallecimiento en noviembre de 2008.

Alex: Quais são os primeiros indícios de que a amizade entre paciente e acompanhante terapêutico está atrapalhando a relação clínica no AT?

Alex: ¿Cuáles son los primeros signos de que la amistad entre el paciente y  acompañante terapéutico está obstaculizando la relación clínica en AT?

Gabriel: Sabemos que en sus orígenes —al menos en la versión presentada por los discípulos del Dr. Eduardo Kalina— la alusión a la amistad, en términos de «Amigo Calificado», precedió incluso a la actual denominación de Acompañante Terapéutico, dando cuenta ya este sólo hecho del inevitable abordaje del tema por cuestiones que hacen a la modalidad misma de su praxis, abriéndose desde entonces fuertes interrogantes sobre la pertinencia de tal asimilación entre el acompañamiento y la amistad, a partir de los obstáculos que pronto comenzaron a observarse como consecuencia de la sobredeterminación condicionada a priori por ese nombre inicial. La advertencia resulta oportuna, a condición de tener en cuenta que también el rechazo de ese componente amistoso esencial al vínculo entre el acompañante y el paciente puede igualmente conducir, de modo irremediable, al mismo e indeseable destino. ¿Cómo calibrar entonces su justa medida?

Previo a todo debate sobre el tema debemos señalar un hecho irrecusable: en su trabajo clínico, el acompañante terapéutico se ve llevado, con suma frecuencia, a una modalidad de vínculo que se plantea en un plano de «amistad» —pronto veremos por qué ponemos la palabra «amistad» entre comillas—; incluso, podemos decir que suele ser el paciente mismo, casi sin ambigüedades, quien a menudo tiende a ubicar al acompañante en ese lugar. Esto es algo de lo más habitual, y se desprende, en primer término, de la asidua circunstancia de ser tan numerosas las horas de trabajo dedicadas por el acompañante a un mismo sujeto, que en el caso extremo de las internaciones domiciliarias o institucionales pueden ser 5, 6 y hasta 8 horas diarias o más —aunque esto último no sea muy recomendable—, varias veces por semana. Si se suman a ello las características peculiares de las actividades que se suelen realizar en ese ámbito —charlas, paseos, caminatas, juegos, incluyendo salidas recreativas tales como ir al cine, a un bar, etc.—, es decir, si consideramos el hecho de compartir con frecuencia y durante tantas horas actividades de esas características, vemos cómo se configura casi inevitablemente el escenario propicio para que se generen, por parte del paciente, tales sentimientos. No podemos pasar por alto el hecho de que una de las funciones esenciales de la amistad es justamente la de erigirse en la puerta de entrada del sujeto al mundo de las relaciones afectivas más allá de las relaciones primarias: en otras palabras, aquello que le permite la puesta en juego de su deseo en su conexión con el semejante por fuera del entorno familiar. No es difícil captar las consecuencias alienantes que se presentan cuando esta función no ha tenido ocasión de desplegarse, o se desarrolla de manera deficitaria. Ahora bien, habida cuenta de ello, se hace entonces preciso discriminar allí aquellos aspectos en que puede constituirse en un obstáculo para que la intervención del acompañante resulte eficaz, de otros que hacen que ese componente amistoso del vínculo favorezca el trabajo a realizarse en ese espacio, haciéndose incluso indispensable para su propia configuración.

Entre los aspectos que pueden instalarse como obstáculos para un acompañamiento, podemos mencionar, en principio, que en el caso de que el profesional se sitúe o responda desde el lugar de un amigo, es decir, que no solamente sostenga esta relación de semejanza posibilitando el establecimiento de estas características amistosas en el vínculo, sino que además él mismo —parafraseando a Lacan— «responda a esta amistad con amistad», inevitablemente esto va a tener como consecuencia que se borren ciertos límites indispensables para operar de manera eficaz desde su función específica. Podemos tomar como ejemplos paradigmáticos dos elementos esenciales al encuadre, como son el establecimiento de los horarios o el manejo del dinero. Cuando se genera alguna confusión de esta naturaleza y en nombre de esa «amistad», ante alguna demanda del paciente destinada a hacerlo cómplice en alianzas contrarias al trabajo terapéutico, el acompañante se ve envuelto en alguna trasgresión al encuadre —quedándose más tiempo del pautado sin que haya un motivo que lo justifique, o prestándole dinero, etc.—, las consecuencias suelen ser nefastas. Porque por mínima que sea esa trasgresión, su ocultamiento introduce invariablemente un malestar en el propio seno del dispositivo, abriendo una brecha entre el desprevenido acompañante y el resto del equipo interviniente que, más tarde o más temprano, terminará produciendo cortocircuitos.

A esto hay que agregar, por otra parte, que el borramiento de toda diferencia, de toda asimetría entre el acompañante y el sujeto, suele generar el terreno propicio para que ese vínculo desemboque en una relación de rivalidad luego difícilmente manejable. Podría expresarse en estos términos: «Si somos amigos—podría argumentar el paciente— ¿porqué tendría yo que aceptar o dar lugar a tu palabra, a tus consignas, a tus horarios? Si somos iguales, ¿porqué quedar yo en ese lugar de subordinación respecto de ti…?». Digamos que si el acompañante terapéutico queda capturado en ese vínculo de amistad, si se cristaliza en este lugar de amigo en que puede tender a ubicarlo el paciente e interviene desde allí, va a enfrentarse sin dudas con las mismas paradojas que Aubenque —siguiendo a Aristóteles— plantea como intrínsecas a la amistad, las que lo llevarán a su vez a confrontarse con cuestiones éticas tales como las que fuimos describiendo, pero fundamentalmente con una encerrona técnica de la que le será muy difícil librarse. En última instancia, se llegaría a toda una suerte de conflictos de deberes que pronto alejarían al acompañante de su función, neutralizando su operatividad y eficacia clínica. Por eso es fundamental que esté advertido de estas maniobras que el sujeto muy probablemente intentará realizar —por lo general, de manera inconciente— tendientes al resquebrajamiento del dispositivo: no se trata de otra cosa que de su propia compulsión de repetición al servicio de lapulsión de muerte. Frente a ello, la única respuesta que lo pondrá a salvo será remitir toda demanda extraña o inquietante, al lugar adecuado… Es decir, al terapeuta, al analista, o a la instancia del tratamiento desde donde se pueda hacer alguna lectura más precisa de lo que allí pueda estar en juego a nivel de la problemática subjetiva de cada paciente, que permita una intervención apropiada, por encima de toda rivalidad especular. Algunas veces se dirá que sí, otras se dirá que no, pero lo importante es cómo se inscribe esa respuesta en la lógica singular de cada caso.

Por último, quedaría por puntualizar que más allá de las maniobras que puedan ponerse en juego atendiendo tanto a lo que hace a la amistad como obstáculo, como a sus aspectos favorecedores del vínculo, no se trata de introducir jamás, bajo la máscara de la amistad, a un agente —el acompañante terapéutico— que estaría destinado a ser soporte de un Modelo de Salud Mental, ni que deba ofrecerse a esta relación de semejanza para brindarse solapadamente como una imagen ideal a la que el sujeto deba identificarse para alcanzar la curación. La eficacia de sus intervenciones difícilmente residirá allí. Por el contrario, asumir una posición semejante, solidaria de unSaber acerca de cuál sería el Modelo de Salud Mental a alcanzar por todo paciente, no sólo ubicaría al acompañante inadecuadamente del lado del Sabio o de Dios —remitiéndonos nuevamente al texto de Aristóteles—, sino que dejaría poco espacio para la palabra u otras manifestaciones del sujeto, propiciando el acallamiento de esaverdad subjetiva que está a la base de su padecimiento psíquico.

Alex: Alguns conselhos ao acompanhante terapêutico em início de carreira?

Alex: Algunos consejos para el acompañante terapéutico novato?

Gabriel: Mi mejor consejo, para quienes están dando los primeros pasos en esta práctica, es que el acompañante terapéutico jamás debe trabajar solo, es la supervisión, el trabajo de los casos en equipo, y fundamentalmente su propio espacio de análisis personal, lo que le permitirá aprender a calibrar con la mayor precisión posible sus propias intervenciones, limitando los márgenes de riesgo especialmente en esos casos en que se transitan por situaciones tan difíciles…

Alex: Palavras aos acompanhantes terapêuticos do Brasil?

Alex: Palabras para el acompañante terapéutico del Brasil?

Gabriel: Estoy desde hace varios años muy admirado por el desarrollo que ha tenido el Acompañamiento Terapéutico en Brasil, con experiencias muy bien encaminadas, con una tradición muy fuerte de más de 20 años de consolidación, con una muy buena recepción además en los distintos estamentos del Sector Salud Mental, que tan acertadamente ha sabido poner esta herramienta clínica al servicio de la Reforma Psiquiátrica. Con colegas que han apostado a generar instancias de capacitación muy importantes, como la tarea que desarrollan Mauricio Hermann (Attenda) en Sao Bernardo do Campo, Kleber en Sao Paulo, y Analice Palombini como referente de los AT tanto de Porto Alegre como de Río, por nombrar a algunos de los más importantes.

En ese contexto, espero que el libro que vamos a presentar en el próximo Simposio, a fines de Agosto, junto con la Editorial Zagodoni, resulte un aporte de interés sobre el tema. Estoy en verdad muy agradecido, Alex Tavares por la posibilidad prindada por tí para difundir esa actividad, y aprovecho este espacio para felicitarte por los 12 años del querido Site AT, que desde Buenos Aires vengo siguiendo desde hace ya muchos años…!!!

Alex: Muito obrigado Gabriel!!!

Alex: Muchas gracias Gabriel!!! 

Fundamentos Clínicos do Acompanhamento Terapêutico
 

Autor: Gabriel Omar Pulice – Psicanalista. Docente responsável pela disciplina de Acompanhamento Terapêutico da graduação em Psicologia da Universidade de Buenos Aires – Argentina. Doutorando pela Faculdade de Psicologia da Universidade de Buenos Aires – Argentina. Membro fundador da Associação de Acompanhantes Terapêuticos da República Argentina (AATRA).

N° de Páginas: 192.

Formato: 16×23.

ISBN: 978-85-64250-39-0N° da Edição: 1a. Publicação: 2012.

Resumo: O livro traz uma importante contribuição ao entendimento das vicissitudes da função do acompanhante terapêutico (AT), sua inclusão na estratégia de um tratamento e os contextos da sua realidade na clínica, questões estas delineadas pelo autor a partir de um comprometido embasamento teórico. A obra também aponta para o percurso da implementação do Acompanhamento Terapêutico no sistema público de saúde da Argentina, referência histórica sobre o tema, de modo a propiciar discussões sobre os aspectos envolvidos nesse processo, sobretudo o tema da profissionalização do AT, questão central presente em um caloroso debate brasileiro. Além disso, desenvolve reflexões sobre a inserção do AT no Sistema de Saúde Mental, sua responsabilidade profissional, bem como o seu âmbito legal.

Sumário

Prefácio à Edição Brasileira.
Nota do Autor à Edição Brasileira.
Prólogo.
Parte I
O Lugar do Acompanhamento Terapêutico na Clínica Contemporânea
1. Do “mito de origem” a algumas considerações sobre a situação do acompanhamento terapêutico na América Latina.
2. Algumas reflexões sobre a inserção do AT no Sistema de Saúde Mental, sua responsabilidade profissional e âmbito legal.
Parte II
Considerações Preliminares à Iniciação do Acompanhamento
3. A função do acompanhante terapêutico e sua inclusão na estratégia de um tratamento.
4. Do histórico clínico à formulação lógica da posição do acompanhante na transferência.
Parte III
Sobre a Técnica: Desenvolvimentos na Clínica
5. Sobre a iniciação do acompanhamento.
6. Os passeios.
7. A problemática da amizade no acompanhamento terapêutico.
8. Considerações acerca do lugar do acompanhante e o estabelecimento do diagnóstico.
9. A problemática da transferência e a orientação da cura nas psicoses.
10. Referências bibliográficas. 
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