Reflexiones sobre el tratamiento interdisciplinario en las psicosis

Autor:

  • Carlos L. Gatti
  • Conferencia presentada en el Simposio Regional de la WPA organizada por la AAP el 22 de octubre de 1999. Mesa Redonda: “Concomitancias y divergencias en el contexto institucional”.

Desde hace algunos años estamos pendientes de la culminación del siglo y venimos proponiendo alternativas relacionadas con todos los aspectos de la existencia en función del porvenir.
Pues bien, si siempre “año nuevo” implicó “vida nueva”, que será del “siglo nuevo” o más aún del “milenio nuevo”.
En este caso, y siguiendo la “tradición” aludida, podemos decir que éstas son las últimas Jornadas Interdisciplinarias sobre Emergencias del siglo, o del milenio.
Jornadas que se iniciaron en 1986 y que se vienen organizando ininterrumpidamente desde entonces, los últimos tres años conjuntamente con el Servicio de Emergencias del Hospital Moyano.
Mientras casi todos se aventuran a plantear cómo serán las cosas a partir del 1 de Enero del 2000, nuestra propuesta es repensar el pasado, permitiéndonos volver a algunas de las fuentes, una de las cuales nos enseñaba que la mejor forma para no repetir (en este caso fracasos) era recordar.
Repensar una historia (clínica) que permita abrir nuevos caminos es sólo posible desde una posición crítica.
Este trabajo fue realizado por un equipo de médicos psiquiatras y psicólogo conformado desde hace más de 15 años.
Por tal motivo va a ser planteado desde dos puntos de vista: uno sincrónico y otro diacrónico, entrelazando ambos parámetros.
Vamos a considerar aspectos psicológicos y psiquiátricos específicos en un intento por defender, no sólo desde lo hipotético, una modalidad de trabajo interdisciplinaria en el tratamiento de las psicosis. Nos referimos, básicamente, a un quehacer clínico que lleva casi 30 años sin interrupciones.
Estos cuadros suponen un desafío aún planteado y proponen una modalidad de tratamiento desde múltiples teorías. Abordaje posible desde la psiquiatría y la psicología en tanto que trabajo interdisciplinario inevitable. Y esa modalidad implica un enfrentamiento y una confrontación. Enfrentamiento por el hecho de hacerle frente a la psicosis; ir de frente, precisamente frente a ellas. Y confrontación constante desde las teorías y las prácticas.
En la actualidad vemos coexistir teorías psicológicas, biológicas y sociales.
Si las Neurociencias, las teorías Psicoanalíticas, la Psicología y el Conductismo se disputan hasta ahora una verdad que de hecho es inasible e inaccesible, es porque el enigma aún sigue planteado. Porque existe una constelación de causas a las que se supone se debe dar un amplio espectro de respuestas posibles.
Según los modos epocales o modas nos hemos visto dominados y aún somos influidos por variadas teorías. El Hospital ha visto pasar numerosas de ellas y también las ha visto y las ve agonizar.
A pesar de todo y de todos, la psicosis aún persiste.
Estos últimos años pueden dividirse en tres períodos claramente diferenciables:
1- Hasta 1983
2- 1983-1995
3- 1995 a la actualidad
1- A pesar de la existencia de la norma legal, el profesional decidía sobre la internación o externación del paciente. En esta etapa se incluye al psicólogo como profesional de las Instituciones de Salud Mental. La carrera de Psicología se creó en Buenos Aires en 1957 (en Rosario un año antes) y el primer psicólogo se recibió en el invierno de 1962.
2- Este período se caracteriza por la aparición, en 1983, de la Ley 22.914 sobre ingreso y egreso de pacientes psiquiátricos, y la Ley 23.277 de Ejercicio Profesional de la Psicología, sancionada el 27-9-85 y reglamentada diez años después, el 11-12-95. Además, porque se comienzan a internar pacientes con claros trastornos de la personalidad, que incluyen características adictivas y personalidades de acción. En ambos períodos no se discutía a la Institución como ámbito de tratamiento. Nuestro Servicio de Emergencias Psiquiátricas se convirtió, lentamente, en uno de Emergencias Psicosociales.
3- En estos tiempos “globalizadores” que a veces no permiten ver las problemáticas “parciales”, surge la idea de la desinstitucionalización. En otros momentos nosotros mismos hemos planteado innumerables dificultades atinentes a lo institucional. Y las seguimos considerando. La institución como cualquier otro fenómeno de la sociedad, padece síntomas. Eliminando el síntoma sin ofrecer nada a cambio de él, solo traerá aparejada la posibilidad de generar nuevos síntomas. Cualquier polémica sirve, pero siempre y cuando de ella surjan propuestas.
Nuestra práctica institucional nos ubica frente a requerimientos múltiples:
– Institucionales,
– Profesionales,
– Familiares,
– Judiciales,
– De los pacientes.
¿Qué es lo que podemos hacer nosotros frente a ellos?
Planteamos que el tratamiento, desde el inicio, debe ser interdisciplinario (psicofarmacológico y psicoterapéutico). El dispositivo terapéutico se pone en marcha con el ingreso mismo del paciente. Porque para que un paciente hable no hay nada mejor que escucharlo. Nuestra escucha (reflexiva, analítica) va a permitir que pueda, en el mejor de los casos, posicionarse en un lugar diferente. Y ese lugar inicialmente se apoya en una triangularidad de la que forma parte el equipo (conformado por médico y psicólogo) y el paciente. Este basamento puede constituirse como cimiento donde, eventualmente, se apoyarán algunas de las reconstrucciones posibles, destacando siempre la singularidad de cada caso, y hasta de cada síntoma.
La terapéutica de las Emergencias, se ha visto modificada durante los períodos anteriormente mencionados.
Los finales de los ´70 nos permitió a algunos de nosotros ingresar a un Servicio de Emergencias donde ya coexistían áreas : Psiquiatría, Psicología, Asistencia Social. En dicho lugar, donde se nos permitió “hacer” pudimos construir, a lo largo de los años, una variedad de recursos terapéuticos con la cual enfrentar a las psicosis. La masividad de sus contenidos requirió planteos diversos para que el paciente los transite desde diferentes posiciones. Todo ello desde una particular valoración del discurso.
Las diferentes áreas para el trabajo no significan una sumatoria, sino que permiten ofrecer elementos pasibles de discriminación frente a la indiscriminación que la psicosis y sus certezas postulan.
Las actividades interdisciplinarias del Servicio de Emergencia han surgido, en su mayoría, a posteriori del estudio de la demanda (en sentido amplio) del paciente y del entorno:
La Terapia Grupal pretende incrementar la interacción que permite comprender y diferenciar las características de la comunicación en grupo. Al producirse una mayor distribución de la transferencia intenta disminuir el montante de ansiedad.
La Terapia Familiar trata de promover la participación activa de todos los miembros y evaluar su interés o desinterés. Intenta definir claramente los roles grupales, permitiendo aumentar la aptitud para encontrar soluciones.
Los Talleres de Creación tienen dos aspectos: uno de aprendizaje y otro terapéutico.
Las Actividades Corporales y Expresivas ayudan al reconocimiento del esquema corporal.
El Acompañamiento Terapéutico facilita el empleo más creativo del tiempo libre dentro y fuera de la Institución, contiene las ansiedades y temores ayudándolo a conectarse menos rígidamente con su realidad.
El Grupo de Convivencia ha mostrado ser útil en cuanto a:
1- La aceptación de la internación.
2- La convivencia en el lugar de la internación.
3- El manejo de situaciones institucionales.
La verdadera razón de ser de un Hospital Psiquiátrico público es el paciente y, por consiguiente, la atención profesional que debe brindársele. En el caso de la Emergencia, las patologías que se tratan vienen a ocupar un plus de demanda que impone la urgencia, la crisis, tanto del paciente como de la familia y la sociedad. Dicha demanda (en un sentido general) debe ser escuchada. Ocurre que, de no ser así, aparece otro tipo de comunicación que encuentra en la actuación una vía de expresión posible. Cuando el lenguaje queda abolido, comienza a hablar la conducta. Una de las manifestaciones es la violencia o la agresividad, motivos fundamentales de internación en nuestro tiempo.
El Hospital Borda acaba de cumplir 136 años. No podemos hacer desaparecer por decreto a la enfermedad mental, y mucho menos a los enfermos. Y menos aún desde el ámbito público exclusivamente. El problema que implica requiere de respuestas no sólo psiquiátricas o psicológicas sino también de una política de salud coherente dentro de la incoherencia que nos plantea la psicosis.

 

Bibliografia
1- Stingo N., et al. Psicosis. Intervenciones en la Emergencia. Gráfica Guadalupe. II Edición. 1993.
2- Stingo N., Zazzi C., Gatti C. Violencia e Institución. Revista Emergencias. Publicación Periódica del Servicio de Emergencia I del Hospital José T. Borda. 1991.
3- Stingo, Zazzi, Gatti, Avigo. Una Aventura de la Mente y su Correlato Institucional. En Revista Criterio. Año LXVII. 14 de Abril. Número 2130.

 

Fonte:

ALCMEON 31 – http://www.alcmeon.com.ar/8/31/gatti.htm

 

Artigo publicado no “Site AT” em 20/06/2002.

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